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VISION

Consolidar la casa CIUDAD DE DIOS en alianza con la Fundación Santa Terecita como un lugar donde todos tengan oportunidades de inclusión, donde se vea reflejado el amor por nuestros adultos mayores, jóvenes y nuestros niños, donde se pueda dignificar la calidad de vida de la población discapacitada de la región y donde se fortalezcan los valores de convivencia y superación en busca de una mejor sociedad.

MISION

La Fundación K-minemos Juntos busca entrelazar esfuerzos de personas y entidades sensibles a las necesidades del otro, que permitan ayudar en la consecución y consolidación de la casa Ciudad de Dios como un lugar donde se proporcionan soluciones psicosociales a las necesidades de la población vulnerable de la región (adultos mayores, jóvenes, niños,  y personas con discapacidad). El trabajo en equipo, la constancia y el esfuerzos en la consecución de recursos repercutirá en el mejoramiento de la calidad de vida de la población beneficiaria.
 

OBJETIVOS

  • Reconocer la población en estado de vulnerabilidad.

  • Hacer un análisis de las necesidades que demanda la población y de que forma se les puede ayudar.

  • Buscar recursos de diferentes Entidades y Organizaciones  que crean en este proyecto de estilo de vida.

  • Facilitar mecanismos de ayuda, con los recursos obtenidos proporcionar una mejor calidad de vida a la población beneficiada.

  • Promocionar actividades que impulsen la promoción y el mejoramiento de la calidad de vida

  • Comprar, o adquirir un lote donde funcione la Fundación K-minemos juntos.

SI  QIERES DONAR UN GRANITO DE MOSTAZA

La casa que se construirá como un signo de esperanza y de la presencia del Señor y su evangelio en medio de los pobres. Necesitamos la colaboración de todos. Son múltiples las necesidades pues el proyecto está presupuestado en unos 1900 millones de pesos. Toda colaboración es de suma importancia, aunque sea pequeña. Juntos lo podemos lograr, en el nombre del Señor. Nuestra gratitud inmensa para cada uno de los que con tanto amor nos han colaborado. Sus nombres los colocamos ante el Señor para que sea Él su recompensa. “Todo lo que hiciereis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hacéis” (Mt 5,25), dice el Señor.
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